
HISTORIA
DON TOMAS DE LA
PLAZA
La Casa del Deán es un edificio histórico de
la ciudad de Puebla, capital del estado mexicano del mismo nombre, el cual data del año 1580. Su
nombre obedece al de su primer propietario y constructor, don Tomás de la
Plaza,
deán de la Catedral de Puebla. De acuerdo al Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH), institución que resguarda y administra el
inmueble que hoy es un museo, la Casa del Deán es "un magnífico ejemplo de lo que fueron algunas
de las mansiones en el primer siglo de vida de la Ciudad de Puebla”. Es
considerada la primera construcción civil de la ciudad.
Su fachada
tiene la sobria belleza de estilo renacentista: columnas dóricas en el primer
cuerpo y jónicas en el segundo. El exterior luce el escudo de armas del prelado
-el deán era cabeza de cabildo en una catedral- con una frase en latín que
traducida al español significa Que la entrada y la salida sea en nombre de
Jesús.
La escalera
de acceso se reconstruyó durante los trabajos de restauración con partes
originales y permitió llegar a la planta alta, donde se conservan las dos
únicas habitaciones.
LOS MURALES
La primera sala conservada
Es La Sibilina, llamada así por sus muros
decorados con representaciones de las mujeres que recibieron del dios Apolo el
don de la profecía y la adivinación, conocidas como Sibilas. Aquí observamos
con deleite una cabalgata pletórica de color y belleza plástica; las Sibilas
montan espléndidos corceles y lucen lujosos vestidos a la usanza del siglo XVI:
desfilan ante nuestros ojos Eritrea, Samia, Pérsica, Europea, Cumea, Tiburtina,
Cumana, Délfica, Helespóntica, Itálica y Egipcia, quienes según una tradición
piadosa profetizaron sobre el advenimiento y la pasión de Jesucristo. Cabe
recordar que estas mujeres fueron pintadas por Miguel Ángel en la Capilla
Sixtina.
La
cabalgata tiene como fondo paisajes presumiblemente europeos. Acompañan a las
Sibilas multitud de personajes diminutos, así como una nutrida variedad de
animales: conejos, monos, venados, tigres y aves. En las partes superior e
inferior de las escenas descritas se pintaron, a manera de marcos, elaboradas
cenefas que representan frutas, plantas, mujeres' centauro, niños con alas,
aves exóticas y jarrones con flores.
De acuerdo a
fuentes documentales, existe una
superficie mural de 200 m2 divididos
en dos salas:
Sala de
Las sibilas
Históricamente
se refiere a los sacerdotisas de Apolo,
que profesaban los designios de los dioses, Eritrea una de las más famosas, quien
vaticino varios designios de los dioses,
Eritrea una de las más famosas, quien
vaticino varios oráculos respecto a la guerra de Troya, también anuncio la
llegada de cristo al emperador augusto,
conjuntamente con la sibila de tiburtina.
El tema que se
desarrolla en sus cuatro muros representa la cabalgata de las 12
sibilas profetas menores de Israel, vírgenes profetisas en la antigüedad
clásica.
Cada sibila
sostiene un estandarte, un medallón
y cartelas, que identifican la Anunciación, el Nacimiento,
las Venturas y la Pasión de Cristo hasta
su muerte y resurrección. El conjunto de las escenas
están enmarcadas por dos cenefas con grutescos
repetitivos que combinan follajes, jarrones, angelitos, centauros,
hembras, aves y flores, monos e insectos con rasgos prehispánicos.
La parte
central de las escenas en los cuatro
muros, están flanqueada por cenefas delimitadas por un cordón, a la
manera del que era utilizado para enmarcar los contenidos de los murales en los
conventos franciscanos, evocando el cordón del hábito de San Francisco de Asís
y subrayando la gran influencia de esta orden en la región y los naturales.
Cabe destacar que la delimitación de los diseños formales con una línea es
negra, es un estilo que tiene sus orígenes en la técnica de la pintura mural
prehispánica.
SALA
DE LOS TRIUNFOS
El tema de los
triunfos tiene sus antecedentes en la etapa medieval, a la manera en que
algunos reyes o pontífices celebraban sus victorias o acontecimiento relevante,
mediante la interpretación pictórica durante el Renacimiento; como una
evocación de la antigüedad clásica, representada por carros, a la usanza de
griegos y romanos.
Las
expresiones pictóricas que se observan en la sala de los Triunfos de la casa
del Deán, que refleja la relación de los
poemas de Francesco Petrarca del S. XIV, que abordan fielmente al tema de los
triunfos y reflejan plásticamente el amor que profesaba el poeta hacia Laura.
Las escenas de los cuatro muros están enmarcadas por cenefas en su parte
superior e inferior, entre los cogollos y
motivos vegetales con faunos y
amorcillos, águilas y serpientes; elementos más utilizados en representaciones
prehispánicas; de manera entreverada, aparecen cartelas tipo escudos, con
animales como osos, tlacuaches y cacomixtles en una rara simbiosis entre el
mundo antiguo regional y mitología griega.
Las
representaciones que aparecen en los muros del recinto expresan los triunfos
del Amor, la Castidad y el Tiempo, la Muerte y la Fama.
TRIUNFO DE
LA FAMA
En el poema
petraquino, la fama esta antes que el tiempo y la muerte.
Quizás el Deán
haya decidido este cambio por razones especiales y con cierta lógica:
¿Qué puede
triunfar sobre el amor, la castidad, el tiempo y la muerte? Absolutamente la
fama.
El que es
famoso ya no tiene los pies sobre la tierra, de ahí que el carro triunfal se
mueve entre las nubes y sea tirado por pavorreales, pues no hay animales más
fastuosos.
Sobre el
vehículo va Laura como si de Era se tratara o quizá del mismo Zeus. Es la mujer
amada del poeta que, despojado de su envoltura carnal, se ha elevado a niveles
celestes para ser venerado y recordado por la humanidad.
EL TRIUNFO DEL
AMOR
El poeta se
mira atropellado (y quizás en él que se vea el mismo Deán) junto con sus otros
personajes, por el carro triunfal del amor, el cual va sin rienda alguna,
tirado por dos briosos corceles blancos, señal de que el amor es puro.
Sobre el carro
va Laura, la musa del poeta sosteniendo el corazón ardiente y apasionado del
cantor, así como la flecha que enamoro al artista, mientras que cupido con los
ojos vendados porque el amor es ciego, está apunto de disparar su saeta sin
mirar a donde.
TRIUNFO DE LA CASTIDAD
Sobre el amor
debe triunfar la castidad, virtud principalmente de religiosos.
El mismo carro
alegórico es ahora llevado por sendos unicornios, corceles mito-lógicos a
quienes los griegos atribuían olfatear la virtud de la pureza y aborrecer la
lujuria.
Sólo las
vírgenes podían verlos.
En el vehículo
va también Laura, sosteniendo la palma del triunfo y la antorcha radiante de la
virtud que la engalana.
Aquí solamente
es atropellado al clérigo, (¿Petrarca o Don Tomas de la plaza?).
Siguen el
carro en contingente de castas doncellas con sus símbolos triunfales.
EL TRIUNFO DEL TIEMPO
En el poema
original, después de la castidad triunfa la muerte, no obstante aquí, sobre la
castidad triunfa el tiempo desplegando sus alas veloces, sobre el paisaje de un
burgo medieval.
La plataforma
rodante tiene a Cronos o Saturno, en el instante de devorar a uno de sus hijos,
pues temía que pudieran destronarlo, como sucedió con Zeus.
Hay un reloj
de arena muy elocuente.
El padre del
tiempo es conducido vertiginosamente por gamos y atropella a los mismos Ángeles
y a Hércules o sansón.
TRIUNFO DE LA
MUERTE
Sobre la
puerta un detalle renacentista, un mono pulsando la vihuela o sobre el tiempo
triunfa inevitablemente la muerte, dueña y señora de este mundo. A
diferencia de su predecesor, el Cairo
lentamente avanza tirado por bueyes.
A su paso
atropella a pobres y a ricos, a monarcas y clérigos. Sobre la plataforma campea
la descarnada señora blandiendo su guadaña segadora. Le acompañan esos seres
femeninos que los romanos asociaban al destino de los hombres y denominaban
“Parcas”.
La quesis sostiene el huso, Lotos extienden
los brazos en ademán de extender la vida de los humanos y Átropos
implacablemente la existencia.
El
Re-descubrimiento de los murales
La Casa del
Deán con el paso del tiempo quedó olvidada y sus murales también; estos volvieron
a ser re-descubiertos aunque existen dos diferentes versiones.
La primera
de Don Francisco Pérez Salazar, que como él mismo relata:
“queriéndole hacer unas reparaciones, ordené que
quitaran el papel tapiz y aplanaran las paredes de lo que fue estudio del señor
mi padre; al raspar los albañiles cayó una gruesa costra de cal
formada por varias capas de enjalbegados seculares y apareció la pata de un
caballo pintado sobre un fondo de estuco antiquísimo. Mande con especial
cuidado se continuara limpiando el muro hasta que pudo verse por completo, un
hermoso fresco del siglo XVI cubriendo todas las paredes de la espaciosa
habitación (…) entre el friso y una orla de arabescos renacentistas, se
desarrolla una larga cabalgata de Sibilas, montadas en briosos corceles (…)
desgraciadamente hasta ahora, no he podido averiguar quién sería el autor, de
esta palaciega decoración”.
Mientras que
por otro lado Carlos Ovando dijo en 1923, que:
“Aunque es indiscutible que el señor Pérez
Salazar descubrió por primera vez las pinturas al fresco de la Casa del
Deán, éste mandó tomar algunas fotografías y después ordenó cubrir
nuevamente con todo cuidado los frescos para que pudieran conservarse, esto
con el fin de evitarse dificultades por estar amenazado de un juicio de
nacionalización de la casa.”
No podremos
saber a ciencia cierta qué fue lo que sucedió con estos murales, pero en 1934
el crítico de arte español Diego Angulo Iñiguez, conoció las pinturas de la
Casa del Deán que le fueron mostradas por el señor Pérez Salazar; en el
tomo II de su “Historia del arte hispanoamericano” se publica una
fotografía de estos murales perteneciente al Señor Pérez Salazar.
Lo que nos
queda claro es que después del re-descubrimiento de estos murales podemos
conocer pinturas bien conservadas del siglo XVI y que no se encuentran en
una Iglesia o en un Convento.
Al mismo tiempo estos murales representan momentos
de la antigüedad clásica, pero impresos en un estilo renacentista
combinado con tradiciones típicamente indígenas, lo que hace que estos murales
sean sumamente impresionantes y que bien merecen una vista.
UN VIDEO PARA QUE TE ATREVAS A CONOCERLO
CÓMO LLEGAR A LA CASA DE DEAN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario